A veces nos exigímos tanto a nosotros mismos que tendemos a exigir demasiado de los demás.Desafortunadamente, esta actitud hace descender mucho nuestro nivel de satisfacción y tranquilidad.
A muchos nos cuesta permanecer impasibles cuando -jugando al golf- el grupo que nos precede nos tira las bolas por encima de nuestras cabezas como señal de apremio para que vayamos más rápido, o por ejemplo cuando esperas en una fila y se cuelan delante de tí, etc., y otros muchos ejemplos de mala educación , desconsideración y falta de respeto, que nos cuesta aceptar porque nosotros, conscientemente, seríamos incapaces de hacerlo.
Como lo que realmente importa es no pasar malos ratos, creo que tendríamos que comenzar por tener el sosiego suficiente como para intentar comunicarnos con nosotros mismos y tratar de exigirnos menos, conocernos mejor, comprendernos y perdonarnos nuestras imperfecciones.
Pienso que este podría ser un camino para aceptar como un hecho natural, que en la sociedad, además de personas educadas y respetuosas, existen auténticos energúmenos que, aunque su estilo es irse abriendo paso por la vida a empujones, no tenemos más remedio que aguantar.
"Difícilmente podrás soportar a los demás si no eres capaz disminuir el nivel de exigencia sobre tí mismo"
Nota:Si no lo consigues, recuerda que tienes todo el derecho del mundo, no solo a enfadarte, sino a recriminarles su incivismo"
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