Clasificar a las personas no solo es muy difícil, sino que generalmente es erróneo e injusto.
Afirmaciones tales como:
Carlos es una buena persona, Andrés es un líder nato, Marta tiene inteligencia emocional, requieren las siguientes preguntas:
¿Qué entendemos por buena persona? ¿Y por líder? ¿Y por inteligencia emocional?
Aun suponiendo que nos pusiéramos todos de acuerdo, nos vendrían nuevas preguntas a la mente:
¿Cómo se manifiestan las reacciones humanas? ¿De forma regular e uniforme? ¿En todas y cada una de las situaciones y actuaciones?
La cuestión es que las personas no nos comportamos de forma uniforme y estable en la totalidad de los momentos de nuestra vida.
Lo más acertado sería referirnos a que, en general el estilo de liderazgo puede dominar sobre otros, y que según los casos, pueden aflorar otros estilos distintos en diferentes situaciones y momentos, concurrentes en el mismo individuo.
Al final acaba siendo una cuestión de proporciones y porcentajes: ¿En qué proporción un estilo predomina sobre los otros? ¿En qué porcentaje de casos se manifiesta tal rasgo de personalidad o sabemos aplicar tal otra competencia o habilidad?
En realidad, la mayoría somos capaces de plasmar comportamientos diversos según lo requiera o nos obligue la situación, y podemos pasar de ser encantadores a odiosos , controladores a controlados, apabullantes a ser apabullados, unos "cracks" del universo a aburridos y vulgares.Caer mal o caer bien, etc.
Así, dependiendo del momento y del entorno, hay veces que dejamos ver una parte de nuestra realidad, y en otros momentos podemos aflorar habilidades opuestas.
¿No será que somos un poco de todo a la vez?
La diferencia está en las cantidades, en las proporciones y en cómo aliñamos la ensalada de cada día.
"No juzgues apresuradamente a esa persona tan seria, ...podría estar librando una dura batalla"
Thursday, July 10, 2008
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