Como considero que la buenas personas, en el fondo, nunca dejamos de ser algo niños, seguro que no os desagradrá un minicuento de vez en cuando. Allá va el segundo:
Y el álfil blanco, cansado de los obligados movimientos diagonales de alejamiento, decidió disfrazarse de torre para poder acercarse sigilosamente a su amor prohibido, la Reina Negra.
Friday, March 16, 2007
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