Parece obvio, pero llevar zapatos cómodos es casi tan relajante como ir descalzo.
En realidad, la morfología del pié humano está desarrollada antropológicamente para caminar descalzo, y además nuestros antecesores andaban a cuatro patas y sobre superficies blandas (hierba, tierra, arena, hojarasca) que amortiguaban las tensiones.
Desde la llegada del "homus erectus" vivimos permanentemente erguidos y en la actualidad caminamos sobre asfalto, cuestión por la cual las afecciones de espalda son la más frecuentes en nuestros días.
Para mejorar el equilibrio y descargar al máximo las tensiones a lo largo de toda la columna, los dedos de los pies al caminar deben estar igual de abiertos que si estuviésemos descalzos, y tacón y suela deben ser de goma para proteger las articulaciones.
Es por ello que el único tipo de calzado óptimo es aquel cuya forma ancha (Clarks, Geos, etc.) permite separar los dedos al andar o simplemente estando erguido, y su suela y tacón están amortiguados.
En la imagen un ejemplo de calzado válido para los que tienen que llevar corbata en el trabajo muchas horas al día.La moda actual de zapatos largos, estrechos en la punta hasta comprimir los dedos, y con suelas de cuero duras y finas, son un atentado contra la salud esquelética, favorecen la fatiga, e impiden la relajación muscular. Mientras cambia la moda, utiliza este zapato solo para una cena de gala.
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